10 errores que debería evitar un buen diseñador gráfico

Diseñador gráfico

¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que distingue a un buen diseñador gráfico? Está claro que el mundo del diseño es muy subjetivo: no a todos nos gustan las mismas cosas. Sin embargo, dejando de lado la parte estética, un diseño debe tener como principal objetivo que el público comprenda claramente aquello que quiere comunicar.  

Un buen diseñador gráfico es el que, en definitiva, es capaz de transmitir un mensaje de una manera efectiva a través de la imagen.

Hacer un buen diseño no es sencillo. En rIL estudio contamos con profesionales de Diseño Gráfico para ayudarte en tu labor. No obstante, para guiarte en tu camino hacia la perfección, hemos recopilado algunos errores comunes que debería evitar todo buen diseñador gráfico:

1. Sobrecargar los diseños. No subestimes el poder de la simplicidad. El hecho de que tu diseño tenga más elementos o más efectos no va a hacerlo más atractivo. Los conceptos simples son más fáciles de asimilar y un diseño sencillo permanecerá mucho mejor en la mente del consumidor. No lo olvides: en el mundo del diseño, menos es más.

2. Elegir las fuentes y los colores equivocados. Tanto los colores como la tipografía tienen el poder de generar un elevado número de sensaciones en el público. Por ello, hay que prestar atención a las características de nuestro producto, porque cada color y cada tipografía expresan una cosa diferente. La psicología del color juega aquí un papel primordial. En cuanto a la tipografía, no deberían utilizarse más de dos o tres diferentes en un mismo trabajo. Además, la elección entre una fuente paloseco o con serif también es un aspecto a tener muy en cuenta.

3. Excesiva simetría. El ojo humano adora la simetría y el equilibrio. Por eso mismo, si queremos impactar con nuestros diseños, debemos obligar al ojo a que se “desacomode”. Introduciendo elementos asimétricos podemos generar un mayor interés visual, pero cuidado, no hay que sobrexcederse. No olvidemos que la información debe resultar lo más clara posible y la asimetría puede llegar a resultar confusa.

4. Incluir textos demasiado largos. Vivimos en un mundo visual. Hoy en día, estamos acostumbrados a recibir la información de un simple vistazo. Por ello, hay que evitar en la medida de lo posible incluir textos excesivamente largos en nuestros diseños. Además, hay que prestar especial atención a la alineación. Un párrafo alineado al centro es más complicado de leer y un kerning (interletraje) insuficiente puede dificultar la lectura.

5. No revisar la ortografía: el trabajo de un diseñador gráfico es crear diseños que resulten atractivos, pero no hay que olvidar que la ortografía es un factor muy importante. La composición puede ser muy buena, pero una falta de ortografía puede dar una imagen de falta de profesionalidad y generar una sensación de desconfianza en el público.

6. Copiar otros diseños. Como todo en esta vida, el mundo del diseño gráfico se basa en corrientes. No obstante, no debemos caer en el error de imitar al dedillo la última tendencia en alza, porque corremos el riesgo de que nuestro diseño se pierda entre todos los demás. La búsqueda de inspiración está permitida, pero caer en el plagio es un error tremendamente grave. La principal virtud de un diseñador es su creatividad, ¡utilízala!

7. Seguir las tendencias en la creación de un logotipo. El logotipo es, por lo general, un elemento que perdura mucho en el tiempo. Por ello hay que intentar que tenga un diseño atemporal y que sea sencillo para que sea fácil de identificar. Es mucho más importante que nos fijemos en que el logo sea acorde con las características de la marca y empatice con el cliente que se adapte a las últimas tendencias de diseño. Las modas pasan, pero ¡los logotipos permanecen!

8. No guardar los trabajos en el formato correcto: los diseños para web deben guardarse en formato de color RGB y a una resolución de 72 ppp, mientras que los diseños para impresión tienen que exportarse en CMYK y con una resolución de 300ppp. Ignorar reglas básicas de formato como estas puede ocasionar que el diseño pierda calidad y que todas las horas de trabajo invertidas caigan en saco roto.

9. No pedir una segunda (o incluso tercera) opinión. Cada uno tenemos nuestras preferencias y gustos personales y por ello, cuando nos dirigimos a un amplio público, es necesario tener en cuenta una segunda opinión sobre nuestros diseños. Es importante si queremos asegurarnos de que nuestro trabajo será de, al menos, el gusto de una gran mayoría.

10. No hacer caso a las preferencias del cliente. Puede ser que hayas creado un diseño maravilloso digno de ser expuesto en un museo, pero si no le gusta a tu cliente, el trabajo realizado es en vano. Asegúrate de conocer las preferencias de tu cliente y de saber qué es exactamente lo que busca. Para ello, estudia bien el briefing creativo y ante la duda, ¡pregunta!

(Publicado el 15-12-2016)