ISLAS SKELLIG MICHAEL

Día 5. Recurrido por Irlanda en coche.

Este par de islas, visitable sólo una de ellas: Great Skellig, las considero como visita imprescindible para cualquier turista en Irlanda.

Sólo dos desventajas para empezar, por un lado se hace imprescindible llegar en coche desde cualquier aeropuerto del país, como por ejemplo el de Shannon, y por otra el precio, ya que para llegar habrá que abonar 45€ al capitán del pequeño barco de unas 10 personas de capacidad que nos llevará tras recorrer unos 15km por un camino donde nos observarán multitud de focas grises.

El punto desde donde parte este barco es el pequeño pueblecito costero Portmagee, no es el único lugar, pero viendo lo bonito que es y lo barato que es su hostal (una habitación con dos camas y baño compartido, 35€, con baño un poquito más), es un punto perfecto para comprar el billete contactando con el susodicho capitán, lo pueden hacer desde nuestro hotel o desde cualquier bar del pueblo. Ya al día siguiente, Brendan Casey nos dijo que le llamáramos a las 8 y media para confirmar, tras lo cual nos citó en el muelle del pueblo a las 10.

Una vez en la entrada del muelle, un hombrecillo iba preguntando a todo el mundo a dónde se dirigía, tras decirle que íbamos a tomar un barco a Skelling con Brendan Casey nos dijo amablemente donde se encontraba, aunque tranquilos, porque no tiene pierde, sólo dos barcos estaban preparados para zarpar, vamos, que dificultad mínima.

Eran algo más de las 10 y tras pagar los 45€ (mucho dinero, pero merece la pena), nos ofrecen unos monos cortavientos que sobre todo vienen bien porque hay zonas donde el océano está bravo y te calas.

Tras hora y media aproximadamente, el barco para un rato en la primera isla, abarrotada de aves, sobre todo alcatraces. Nos dijeron que ahí se encontraba la segunda colonia más grande en todo el mundo, con 30.000 parejas. Con una masificación enorme de aves, las paredes de las islas parecían teñidas de blanco, impresionante.

Llegamos a las 11:20 de la mañana y nos dan de tiempo hasta la 13:45 para ver la isla, tiempo más que de sobra, por lo que te lo puedes tomar con mucha calma.

A los pocos metros del pequeño muelle divisamos parte de los turistas fotografiando a unos pajaritos la mar de cucos, los llamados frailecillos. Lo divertido fue que cuando seguimos andando cada vez había más y durante toda la subida vimos frailecillos por todos los lados, anidando a 2 metros de ti. No se asustan hasta que no te acercas a poco menos de un metro.

En estas islas se encuentra la mayor colonia de aves de Irlanda por cantidad y diversidad, y en donde nos encontramos ahora (Great skeling), destacan los más de 4.000 frailecillos que masifican la isla por cualquier lado. Fue toda una sorpresa porque cuando llegamos a la isla no sabíamos muy bien qué había.

Para llegar hasta arriba tendrás que subir 180m en 270 escalones escavados en la roca por los monjes que habitaban en el lugar, y una vez arriba tras dejar una isla impresionante debajo, nos sorprende un monasterio de piedra cristiano que data del año 588 declarado Patrinomio de la Humanidad por la Unesco, en donde su único problema fue la enorme masificación de turistas ya que todos los grupos llegados con los barcos se concentraban en este punto, rodeados de piedras. Eran las 12 de la mañana y un guía turístico irlandés se tomó un mínimo de media hora desde que llegué para explicar el por qué de estas rocas.

Bajar siempre es mejor que subir y a las 13:30 ya nos encontrábamos esperando el barco tras hacer muchas fotos por el camino. Ya de vuelta a Portmagee, esta vez sólo costó 40 minutos y os recomiendo masclar chicle si os soléis marear porque el barco se mueve bastante.

Como últimas recomendaciones tened en cuenta que en las islas fácilmente se os cagarán encima, los pájaros me refiero. La temperatura en Julio fue muy buena, pero si te sale un día malo, ya puedes subir con cuidado y con mínimo un cortavientos. El abrigo en el barco te lo ofrecen allí, por lo que algo cómodo si hace buen día y sino, me plantearía el visitarlo teniendo en cuenta que esta excursión sólo se hace en verano, por esta razón precisamente, las aguas navegando son muy bravas y el tiempo que puede hacer ahí arriba puede ser muy malo, nosotros tuvimos suerte.

La dificultad en la subida no es alta ni mucho menos, había mujeres de 60 años sin exagerar subiendo, aunque sí es larga, tampoco es juego de niños. Desde arriba además se ve la otra isla, donde los alcatraces y cualquier foto con ella de fondo es lo más típico. Por último ten en cuenta que no hay ni baños ni papeleras. Una mochila pequeña con algo de comer y beber es recomendable.

El paraje es digno de ver, en medio del océano, en una isla cerca de otra plagada de aves, donde destacan los frailecillos. Quizás que sólo se visite en verano es lo bueno, ya que la isla está muy virgen, su mayor virtud.

Alojamiento.

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