CRÍTICAS GASTRONÓMICAS
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 RESTAURANTE OJALÁ

Restaurante Ojalá

Ficha Técnica.

Dirección: San Andrés, 1 – 28004 MadridHaga Clic para ver el Mapa.
Teléfono: 91 523 27 47
Cierra: Únicamente Sábados y Domingos hasta las 13:00, el resto de días abre durante todo el día desde las 9AM y cierra según día, hasta las 2AM Viernes y Sábado
Precio medio: 20€

Introducción

Ojalá se encuentra en la zona de Malasaña a medio camino entre los Metros Tribunal y Noviciado. Es un local divertido y colorido donde pasar una agradable velada con amigos ya sea de copas o picando.

Ambiente

Tras las 2 puertas que dan acceso a Ojalá se esconde un local personal, divertido y desenfadado donde su decoración es uno de los puntos clave. Dos son las plantas en las que se divide el local. En la planta de arriba las paredes poco cuidadas en tonos verdes albergan un comedor con capacidad para unas 40 personas en sus mesas de mármol y pie de forja cubiertas de estampados manteles tipo hules de topos de colorines, piedras, espirales,... rodeados por sillas de madera de vieja estética pintadas de llamativos colores a conjunto con el local. Pero sin duda, si hay algo que llama poderosamente la atención es la inmensa lámpara blanca de forma circular que cuelga en el centro del comedor y los ventiladores de aluminio que de forma alineada se sitúan uno tras otro sobre las mesas del fondo.

restaurante ojalá

Tras la barra un cartel de líneas de colores con letras negras perfectamente mal colocadas informan al visitante de los cafés y bebidas que se sirven en Ojalá. Una barra que en ocasiones se ve acompañada justo a su lado de proyecciones de fotos y vídeos de distinta índole.

Pero si peculiar es esta planta de arriba cuando se baja al sótano te encuentras con una zona tipo chill out con luces tenues de colores, mesas bajas y cojines a modo de asientos que se asientan (valga la redundancia) sobre una playa de arena en la que está convertido su suelo. Diferentes zonas, algunas de ellas tipo privado componen esta segunda planta que si bien también sirve para comer es más recomendada para tomar un cafecito o una copa en compañía de amigos. Para rematar esta planta baja, los baños, todos cubiertos de paredes de pizarra sobre las que poder pintar con tizas que se dejar en un cubilete en el propio servicio para que volvamos a nuestra infancia cuando nos sacaban en el cole a la pizarra y dibujemos, firmemos o dejemos nuestro sello de haber pasado por allí.

Carta

Dentro de Ojalá podrás merendar, almorzar, desayunar y como no, comer y cenar. Una completa carta te dejará elegir dependiendo de la hora del día en la que lo visites. Para cenar y comer cuentan con una original carta a base de tapas, crujientes, tempuras, ceviche, tomates verdes fritos, pescado marinado,… Platos de picoteo ideales para compartir, todos con un toque original, donde buena es la opción de degustar casi todos sus platos incluso las ensaladas y los postres (algo poco habitual en locales así). En la web, original como el restaurante, se encuentra la carta actualizada con precios.

Servicio

Joven servicio de estética acorde a la zona en la que se encuentra (piercings, pendientes, pantalones caídos) ataviados con camisetas negras estampadas con la mascota del local, te atenderá de manera desenfadada lo que puede suponer que a veces pequen de poco profesionales si bien el local no exige un servicio exquisito. A veces por estar repleto tardan algo más de la cuenta y se echa en falta algo más de atención.

Crítica

Al entrar en este restaurante Ojalá de Madrid, me llamó la atención dos cosas, por una parte que nos encontrábamos con un restaurante distinto y por otra que el servicio es más bien borde.

Al sentarnos en la mesa, nos echaron el pan, los cubiertos y las servilletas, sí, lo echaron, pero lo grave fueron las trazas. Nos entregaron la carta y tardaron bastante en traernos la comida, el restaurante estaba lleno y había dos camareros, uno más borde y seco que el otro.

Se agradece la sala para no fumadores y para confirmar el “buen” servicio, al entrar ni nos preguntaron si fumábamos o no.

Al final tras ver la carta nos decantamos por 3 platos de degustación y dos refrescos, buen detalle que trajeran las nuevas coca-colas de vidrio de 350ml (3€), el pan (2€) tan grande como excelente, mucho mejor que en cualquier gran restaurante.

La degustación de crujientes (14€) fue decepcionante incluso vergonzoso porque sólo había tempura, como se puede ver en la foto, el 80% de la degustación fueron tiras de calabaza y zanahoria. También había un par de alitas, dos mini-croquetas y dos empanadillas, por suerte estaba todo bueno pero el empiece no fue bueno.

degustación crujientes

Nos trajeron a la vez la otra fuente de degustación y casi no cabía en la mesa, la degustación de tapas (18€) me destacó por la originalidad de algunos bocados como el pollo caramelizado, había un poco de todo como tartar de salmón, california rolls, atún marinado y... ¡más tempura!.

degustación tapas

Por último, en la degustación de postres (13€) había un poco de cada postre ofrecido en la carta, aunque la degustación era mínima, se hace recomendable debido a los altos precios de los postres, perfecto para compartir.

Al final estos 3 platos más la bebida y el pan costó 53€, un precio nada excesivo aunque tampoco comimos mucho y el exceso de tempura me trastocó un poco el menú.

 

Del servicio podría decir que fue inexistente, se dedicaban únicamente a pedir y traer comida. Empezó rematadamente mal, casi sin mirarnos a la cara y aunque fue de menos a más sin llegar en ningún momento a cumplir con el mínimo al final uno de ellos (el más borde) incluso nos obsequió con una media sonrisa. El problema también estuvo en las formas y es una pena, porque empañó parte de un restaurante diferente, donde no se come mal, pero que le falta bastante para llegar a ser recomendable por su comida, se podría decir que la comida llega a ser original y poco más.

Ojalá es conocido por sus sótanos, cuando bajes al baño verás que toda la planta inferior es una especie de playa subterránea en penumbra, donde el suelo es arena que parece ceniza y las sillas son unos cojines. No creo que sea cómodo para comer o cenar, sí lo veo interesante para tomar algo o desayunar/almorzar con los amigos y echar unas risas. Los baños tienen paredes de pizarra para poder escribir lo que quieras con tizas de colores que hay en un cubilete, todo un éxtasis para más de uno que le gusta escribir en este tipo de lugares. Por último se agradece que haya wifi, cada vez más usual.

Gran lugar por su originalidad, le falla el servicio pero sobre todo no perdono la comida, no se come mal pero tampoco bien, un “ni bien ni mal” en toda regla. Ojalá es uno de esos restaurantes a los que hay que ir... una vez.

Instalaciones: 7,8 (7,8)
Servicio: 6,8 (6,8)
Calidad: 7,5 (7,5)
Precio: 6,5 (6,5)
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| Más info:
Web oficial: http://www.ojala-restaurante.com/
› Documento creado en Enero del 2010
Por Javier Rioja

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